Lo que de verdad sostiene el progreso: confianza e igualdad.

Este verano he vuelto a releer un libro que siempre me deja pensando: The Spirit Level, de Wilkinson y Pickett. Es un ensayo sobre cómo las sociedades más igualitarias no solo son más justas, sino que funcionan mejor en casi todo: salud, educación, confianza social, incluso innovación.

No es un libro nuevo ni una moda pasajera, pero quizás por eso me gusta tanto. En un momento en el que abundan titulares rápidos y debates de consumo inmediato, me parece refrescante leer lo que nos recuerda algo esencial: la igualdad no es un capricho, ni una tendencia. Es la base de un futuro más estable y próspero para todos.

Es importante reflexionar sobre el papel que tenemos cada uno —y especialmente cada una— en este camino. Porque no hablamos solo de cifras o leyes; hablamos de cómo acompañamos a las personas, cómo construimos confianza y cómo generamos espacios donde las mujeres puedan crecer, compartir y liderar con seguridad.

En los últimos 12 años he tenido la suerte de conocer y trabajar con una comunidad de mujeres que representan justamente eso: liderazgo con propósito, con impacto real y con la valentía de apoyarse unas a otras. Y no puedo evitar sentirme orgullosa y agradecida por ser parte de esa red, que demuestra día a día que los cambios se hacen desde la acción y desde lo colectivo, no desde la teoría.

Ahora que se acerca septiembre y muchos pensamos en nuevos proyectos y retos tras las vacaciones, me quedo con una idea sencilla: no se trata de preguntarnos qué cambios nos gustan, sino qué cambios estamos dispuestos a liderar.

Yo lo tengo claro: quiero seguir construyendo espacios donde la igualdad no sea un discurso, sino una realidad vivida.

Cristina Ramos Gómez de Balboa, CEO de WOB

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