La Toja 2025: diagnóstico y deber de convertir la reflexión en acción

Reflexiones sobre un foro de alto nivel y las preguntas que nos quedan.

Tuve la oportunidad de pasar el fin de semana en La Toja, donde se reunieron líderes políticos, exmandatarios, economistas, expertos en tecnología y seguridad, y voces del pensamiento público. Hubo consenso en el diagnóstico y discrepancias en las recetas; la emergencia es clara: no basta describir el problema, hay que demostrar soluciones.

Crisis de legitimidad: el debate central

“The liberal state faces a crisis it cannot resolve and neither can the counter-revolutionary solution.”
La advertencia es directa: el sistema liberal enfrenta tensiones que exigen replanteos profundos, no gestos simbólicos. La discusión sobre legitimidad institucional y polarización volvió una y otra vez. Una frase que resonó en varias mesas fue “la polarización es un drama”, síntesis dura de un riesgo que se traduce en erosión de confianza y parálisis política.

Seguridad y conflicto: matices que importan

Una conversación compleja sobre Israel-Palestina, recuerda que los debates estratégicos piden no solo análisis geopolítico, sino sensibilidad para que las decisiones sean percibidas como legítimas por la sociedad. Al mismo tiempo, surgió la inquietud sobre la responsabilidad del liderazgo militar: la ausencia o el silencio de voces clave también genera riesgo.

Tecnología: soberanía y ética como prioridad estratégica

El foro insistió en que la nueva geopolítica pasa por la tecnología: controlar infraestructuras digitales y algoritmos ya no es opcional; es condición de poder y de protección democrática. Pero la apuesta debe conjugar soberanía con marcos éticos y cooperación internacional para que la innovación no acumule desigualdades.

De la deliberación al prototipo: dónde falla la conversación

En La Toja abundaron los diagnósticos y las exhortaciones. Lo que faltó, en mi opinión, fue la arquitectura del “cómo”: pilotos, indicadores, evaluación rigurosa y responsabilidades de escalado. La crítica no es intelectual: es operacional. 

Se puede decir que el foro produjo mapas de riesgo; ahora toca construir rutas de prueba que demuestren impacto local y replicabilidad.

Preguntas que conviene responder ya

  • ¿Quién asume la responsabilidad de liderar proyectos piloto que integren regulación tecnológica y derechos?
  • ¿Qué indicadores mínimos aceptamos para medir “resiliencia institucional”?
  • ¿Cómo convertir acuerdos estratégicos en políticas que mejoren la vida cotidiana?

La Toja mostró capacidad analítica y voluntad intelectual; la tarea urgente es transformar esa inteligencia en acción verificable. Diagnosticar bien no es poco, pero la legitimidad vuelve cuando las soluciones funcionan y se pueden medir. 

Europa necesita audacia responsable: experimentar, medir y escalar.

Convertir reflexión en proyecto probado es hoy la verdadera medida del liderazgo.

Cristina Ramos Gómez de Balboa

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